Capítulo 117
Eso era lo que había perdido durante más de diez años: la sensación de estar en casa.
—Mmm —asintió Ana.
—Ve a dormir, buenas noches —dijo Ignacio con una sonrisa.
—Buenas noches —respondió Ana.
Después de que Ignacio regresara a su habitación, no se fue a dormir inmediatamente, sino que llamó a un amigo policía.
—Mauricio, ¿has encontrado algo sobre la matrícula que te pedí investigar?
La matrícula pertenecía al coche que había seguido a Ana a casa hace media hora.
—Ya tengo la información, es un vehículo asignado al gerente general de una pequeña subsidiaria de Grupo Sánchez en Ciudad Brillante —respondió la voz al otro lado del teléfono.
—¿Quién es el gerente general? —preguntó Ignacio.
—Carlos.
—Está bien, gracias —Ignacio habló un poco más y luego colgó el teléfono.
Al saber que no era nadie malintencionado siguiendo a Ana, se sintió aliviado.
Pero al pensar en Carlos, comenzó a sentir un dolor de cabeza.
Ana aún no era mayor de edad, y Carlos, ese hombre de veintitantos años, r

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