Capítulo 32
Silvia miró de reojo hacia Ana.
Ella seguía parloteando sin parar, observando atentamente el camino por delante, y al final no olvidó solicitar con amabilidad su opinión: —Te pregunto si puedes aceptarlo.
—Este coleccionista privado, eras tú, ¿verdad? —Silvia la confrontó sin titubear, sintiéndose reconfortada por tener una amiga tan maravillosa como ella.
Ana con tranquilidad no mostró signos de incomodidad: —¿De qué coleccionista hablas?
—Diego ya me lo dijo, que nadie se atreviera a comprar este anillo a menos que él lo permitiera, y en nuestro círculo, solo tú te atreverías a desafiarlo por mí. —Silvia no quería seguir involucrándola.
—¿Ya se te corrió la teja? —Ana se mantuvo firme sin admitir nada: —Otros podían temerle, pero sus competidores no necesariamente.
Justo después de decir todo esto.
El celular de Ana comenzó a recibir una serie de mensajes.
Cada mensaje indicaba que su tarjeta había sido bloqueada.
Además, recibió un mensaje de texto de su padre, marcado como "mal pad

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