Capítulo 24
La puerta de la sala se cerró y Julieta se fue sin mirar atrás.
Eugenio se quedó sentado en la cama, inmóvil.
Estuvo mirando durante un largo rato la silla en la que Julieta había estado sentada: —Lo siento.
Eugenio se quitó el anillo de la mano.
Era el anillo de bodas que llevaba desde que se casó con Julieta.
Eugenio ya no pudo contenerse más y rompió a llorar des consolado.
Todo esto había sido culpa suya, Elena no se había equivocado, Vicente tampoco se había equivocado, y mucho menos Julieta.
El hecho de que él y Julieta hubieran llegado a este punto sin retorno fue solo responsabilidad suya.
Después de recuperarse de sus heridas, Eugenio regresó a su país.
Se sentó en su casa, mirando ensimismado el lugar vacío, pero en cada rincón se sentían los recuerdos compartidos, y su corazón se llenó de una amarga tristeza.
Subió a la habitación del bebé, todas las cosas en la habitación habían sido elegidas con esmero por él y Julieta.
—Eugenio, ¿tú crees que nuestro hijo será niño o niña

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