Capítulo 27
—Samuel, si eso te hace feliz... pues yo salto.
Lo acepté sin pensarlo dos veces, los dientes me castañeaban levemente.
Enseguida Mateo tenía mala cara y me gritó en voz baja: —¡Belén, no seas tonta, él lo hace a propósito para ponértelo difícil!
—Señor Samuel, ya basta, Belén es mi acompañante... Si pasa algo, ¿quién se va a hacer responsable?
Pero Samuel sonrió con sarcasmo: —Si muere, mejor, así deja de ser una molestia.
De inmediato, Natalia se echó a reír, ladeó la cabeza y se apoyó cariñosa en su hombro: —Belén, mejor regresa con el señor Mateo, Samuel nunca te va a perdonar... Si saltas, solo te vas a lastimar tú misma, ¿para qué insistes?
—¡Belén, vámonos!
Mateo me tiró de la mano para llevarme, con algo de fuerza.
Yo no quise, mi cuerpo tropezó y, por el rabillo del ojo, de pronto noté en la mirada de Samuel un frío más helado que el lago artificial en esta noche de invierno.
Sin pensarlo, solté la mano y lo miré atónita: —Samuel, ¿en verdad me odias?
Samuel bajó la mirada: —S

Klik untuk menyalin tautan
Unduh aplikasi Webfic untuk membuka konten yang lebih menarik
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda