Capítulo 20
Bruno dejó a los guardaespaldas con el forense para proteger el cuerpo de Alicia y fue al patio del templo. En ese momento, María ya recogía sus cosas, lista para subir al coche.
Al ver a Bruno acercarse furioso, María entró en pánico. Trató de subirse al coche rápidamente, cerrando la puerta de golpe, pero Bruno la alcanzó antes.
Con un tirón, abrió la puerta con fuerza y la sacó del coche de un tirón, arrojándola al suelo sin contemplaciones.
—¿Qué hizo Alicia para que la calumniaras así?
—¡Ni muerta la dejas en paz!
—¿Cómo puedes ser tan cruel?
Las palabras de Bruno la dejaron pálida, pero María no tardó en levantarse, con los dientes apretados, le gritó de vuelta:
—¡La odiaba! ¿Por qué tenía que aguantar ver cómo tú y ella se miraban como si yo no existiera?
—¡Se lo merecía! ¡Se lo merecía!
Un estruendo cortó el aire, Bruno le dio una bofetada.
—¡La que debería haber muerto eres tú!
Otra bofetada, dos golpes secos que le dejaron la cara hinchada y el cabello pegado al rostro sudoro

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