Capítulo 21

Después de dejar el equipaje en el hotel, la lluvia también cesó. Victoria, con su bolso en la mano, se dirigió algo apresurada al restaurante y se reunió con Cristina. Se abrazaron con alegría y se pusieron a conversar sobre sus vidas recientes. Cuando Cristina escuchó que Victoria se había quedado con la mitad de la fortuna de Jonás, abrió la boca sorprendida. Se lanzó de repente a los brazos de Victoria, sin importarle las miradas extrañas de los demás, y gritó sin control alguno: —¡Ah! ¡Mi mejor amiga es ahora una mujer rica, Dios mío! ¡Si ahora dependo de ti, tal vez no tenga que preocuparme por el dinero el resto de mi vida! Victoria le tapó la boca con precaución, se disculpó con los clientes que habían sido molestados, y enseguida la llevó a una sala privada. Cuando estuvieron a solas, Cristina la miró a los ojos y le preguntó en voz baja. —¿Ya recibiste el dinero? —Sí, pero no me atrevo a gastarlo. Tengo la sensación de que esta fortuna inesperada será retirada en cualquier mo