Capítulo 22
Las personas que la seguían se echaron a reír al escuchar esas palabras.
Cristina, furiosa, quiso ir a discutir con ellas, pero Victoria la detuvo en seco.
Con el rostro sereno, miró a Elisa y habló con voz calmada.
—Ese dinero, me lo ofreció Jonás voluntariamente, al igual que esos rumores que tú misma has difundido como pólvora por todos lados: son justificados y totalmente ciertos.
Al terminar, no le prestó más atención a la expresión de Elisa y se llevó arrastrando a Cristina.
Elisa, herida en su punto débil, se enfureció y avergonzada, empujó al camarero que justo pasaba por ahí.
La sopa con aceite caliente se derramó, y cuando estaba a punto de salpicar a Victoria y Cristina, de repente apareció Jonás.
Con un movimiento rápido, protegió a las dos chicas detrás de él, y el caldo hirviendo empapó por completo su brazo izquierdo.
La piel expuesta se llenó al instante de incontables ampollas debido a la quemadura; su rostro palideció notablemente.
Elisa no esperaba encontrarlo justo

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