Capítulo 39
Incluso Amelia se estremeció involuntariamente.
Miró a Felipe con ojos confusos, notando que su mirada se había vuelto aún más fría que antes.
¿Qué había dicho mal?
En ese instante, la velocidad del auto aumentó repentinamente, y la gélida voz del hombre ya resonaba en sus oídos.
—Indudablemente es Natalia.
La legendaria Natalia, conocida por su carácter frío y distante.
Amelia volvió a confundirse. —¿Qué te sucede?
Felipe mantenía una expresión helada y no respondió, mientras que el celular de Amelia empezaba a sonar, rompiendo la tensa atmósfera dentro del auto.
Amelia sacó el celular y al ver la identificación de la llamada, sus ojos se oscurecieron.
Carmen.
¿Por qué la llamaría?
Tras un breve momento de duda, Amelia contestó la llamada con voz fría: —¿Qué quieres?
Del otro lado del teléfono, Carmen, ajena a la actitud de Amelia, respondió con un tono cordial: —Amelia, ¿cuándo volverás a casa?
Amelia frunció el ceño. ¿Aún no habían desistido de la idea de que se casara con el hijo d

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