Capítulo 261
—Siena, ¡es hora de ver a ese abuelo tuyo gruñón, viejo, pesado, grosero y odioso! —me quejé mientras caminaba por la finca Escobar—. ¿Y cuándo te pusiste tan pesada?
—¡Déjame ayudarte! —gritó una voz detrás de mí. Me giré sorprendida y miré a Jorge, quien me arrebató el asiento de las manos—. Se parece mucho a ti. —Sonrió y miró a Siena.
"¿Cómo estás?"
"¿Yo?", pregunté sorprendido. Todavía me costaba un poco acostumbrarme a que el hermano que más me odiaba resultara ser una persona tan cálida y amable. "Sí, tú", rió Jorge. "Han pasado muchas cosas, pero has vuelto tal como lo esperaba".
"¿Tal como lo esperaba?" Fruncí el ceño mientras Jorge se encogía de hombros. "Sí, tú y Cristian sois el uno para el otro, y yo, por desgracia, lo descubrí a las malas", explicó. "Daniela y yo sabíamos que lo solucionarían".
"¿Daniela? ¿Cómo está? ¿El bebé aún no ha nacido?", pregunté. Fui tan egoísta que ni siquiera pensé en Daniela ni en el bebé, y tampoco le pregunté a Cristian al respecto.
—No, ya

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