Capítulo 30 ¿Quieres que lo obligue a divorciarse de ti?

El cuerpo de Julia se tensó. Esa voz era... ¡Rafael! Él había sido su pequeño seguidor en el campamento militar. A diferencia de los demás, aparte de las ocasiones formales en las que la llamaba capitán, en privado, Rafael era el único que la llamaba hermana. Julia levantó la vista y observó la cara refinada y elegante que tenía delante. Aquel semblante que en su memoria aún conservaba cierta inmadurez, tres años después se había vuelto mucho más maduro; la rebeldía juvenil se había transformado en una sobriedad contenida. En el atentado ocurrido en el centro comercial, Julia lo había llamado por teléfono. Fue él quien contactó y coordinó la evacuación de los clientes. Esa había sido la primera llamada entre Julia y Rafael en tres años. Ella pensó que pasarían aún algunos días antes de volver a verlo. No esperaba encontrárselo de esta manera tan repentina. —¿Qué haces aquí con Sara? —Preguntó Julia sorprendida. —¡Y todavía lo preguntas! —Sara puso cara de sufrimiento—. Ayer, al enterar