Capítulo 65 ¡Haz que te arrodilles y pidas perdón!

—¿Estás bromeando? Después de todo, Bruno no parecía en absoluto alguien capaz de hacer algo así. A Julia le costaba incluso imaginar cómo sería un hombre como Bruno si realmente se enamorara de una mujer. —Sí... —Bruno cerró lentamente los ojos, inhalando el sutil aroma que emanaba de Julia. No era un perfume, sino una fragancia natural que parecía surgir de la propia Julia, con notas de sol y hierbas frescas. Un aroma que hacía que Bruno se sintiera cómodo y en paz. —Quizá... Realmente estoy bromeando —murmuró Bruno, recostado en el hombro de Julia. Solo quería quedarse así un poco más, sintiendo la presencia de Julia. Ese malestar que había sentido por la llamada de su padre parecía disiparse poco a poco con el aroma de Julia... ... Durante los siguientes dos días, Julia visitó a diario el mausoleo de la familia Jiménez para ver la urna con las cenizas de sus padres, y luego rezaba en silencio ante los altares de los antepasados de la familia. Y cuando llegaba frente a los altares d