Capítulo 1038
“¡P-por favor! ¡Perdóname! ¡No me mates!”.
“… ¿Perdonarte? Eres un Moldell, ¿no? ¡Y todos los Moldells merecen morir!”, gruñó Gerald mientras apretaba su agarre, hasta que, se pudo escuchar el ahora familiar sonido de huesos rompiéndose.
Cuando Gerald dejó caer el cuerpo sin vida de Quillan al suelo, Xavia débilmente se sentó en la cama antes de preguntarle: “G-Gerald... ¡¿Estás... estás bien?!”.
“¡Así es, estoy bien!”, respondió Gerald asintiendo.
“¡Antes que nada, tendré que pedirte prestada tu habitación para una ducha rápida!”.
Fue en algún momento más tarde cuando todos los miembros de la familia Moldell se reunieron en el salón principal de su mansión.
“¡Escorias! ¡Todos ustedes! ¡¿Ni siquiera pueden cuidar bien de unos pocos perros?!”, rugió Yuvan, quien a estas alturas ya había perdido los estribos.
Yuvan le había dedicado mucho tiempo y esfuerzo en entrenar a cada uno de sus perros, por lo que todos significaban mucho para él. Por eso, todos en la familia sabían del por

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