Capítulo 62

Ella temía que alguien pudiera entrar en cualquier momento, apenas se atrevía a emitir un sonido y se mordía los labios hasta casi hacerlos sangrar. Aquel no era un buen lugar. Salvador no se permitió demasiado desenfreno, controló la situación durante una hora antes de terminar. Lorena casi cayó de rodillas, pero él la sostuvo de un tirón. Tenía los ojos enrojecidos, no lo miró y abrió la puerta para salir. La abrazó por la cintura, con un tono satisfecho: —¿He estado demasiado ausente estos años? Últimamente has estado muy alterada. Ella no dijo nada. Estaba agotada. Salvador la estrechó contra su pecho, creyendo que tal vez la había lastimado otra vez. Cuando llegaron al auto, le pidió a Raúl que subiera el separador, y enseguida trató de levantarle el vestido para revisarla. —¿Te lastimaste? Déjame ver. ¿Por qué estás tan frágil ahora? Si hace un par de días, en la cama tú... Antes de terminar la frase, recibió una cachetada en la mejilla que le hizo girar la cabeza. Lorena temblab