Capítulo 27 En realidad, me alegré
Mariana ya se había acostumbrado a estar sola.
Desde que ocurrió el incidente con su padre y las personas a su alrededor empezaron, una por una, a evitarla y apartarse de ella, comprendió que en este mundo... Ya no quedaba nadie en quien pudiera apoyarse.
Ni siquiera después de casarse su situación cambió.
Pero ahora...
—Mariana.
La voz de Cecilia resonó de pronto.
Mariana giró la cabeza y notó que la cara de Cecilia estaba tan pálida como el papel. Aun así, le sonrió. —La señora Patricia trajo a la señorita Lucía a primera hora de la mañana. Después de todo, este asunto afecta la reputación de la señorita Lucía, así que es normal que se pusiera nerviosa. ¿No... te asustó?
—Estoy bien —respondió Mariana.
—Pero, ya que todo fue un malentendido, con explicarlo bastaba. Llamar así a Enrique para que viniera puede hacer que las cosas se agranden. Si...
—No fui yo quien llamó a Enrique. —Interrumpió Mariana—. Ni siquiera sé por qué está aquí.
Su voz sonaba serena y franca.
No había rastro d

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