Capítulo 66
Los ojos ligeramente turbios de Jacinto se posaron en Silvia y él sonrió. —Otra vez te he hecho venir desde tan lejos para acompañar a este viejo chocho a cenar.
—No, abuelo, usted tranquilo.
Silvia podía distinguir perfectamente cuándo se trataba de una broma o no.
A un lado, la mirada de Armando se detuvo en ella, pero Silvia lo ignoró por completo, sin intención de saludarlo.
Jacinto lo notó y agitó la mano. —No se queden de pie, vamos a cenar.
Los presentes fueron tomando asiento poco a poco.
Jacinto ocupó la cabecera, Marta se sentó a su derecha. Cuando Armando estaba a punto de sentarse a la izquierda, Jacinto le dio una palmada. —Anda, quítate de ahí.
—Silvi, ven, siéntate a mi lado.
Ella, que acababa de acomodarse, se levantó y cambió de lugar. Armando se sentó a su lado en silencio.
La mesa estaba llena de platos humeantes: había un fragante *caldo gallego* y pescado recién traído del mar en avión.
Cada ingrediente era de lo más selecto.
Jacinto fue el primero en mover los cub

링크를 복사하려면 클릭하세요
더 많은 재미있는 컨텐츠를 보려면 웹픽을 다운받으세요.
카메라로 스캔하거나 링크를 복사하여 모바일 브라우저에서 여세요.
카메라로 스캔하거나 링크를 복사하여 모바일 브라우저에서 여세요.