Capítulo 22

La desnutrición prolongada y las torturas habían convertido a la antes lozana Salvadora en una figura esquelética. Leocadia solo le dio una bofetada, y Salvadora cayó al suelo sin fuerzas. Pero Leocadia aún sentía que había sido demasiado leve; con solo pensar en cómo su hijo había acabado así por culpa de esa mujer... Leocadia ya no pudo contenerse. Se abalanzó sobre ella, la tomó del cuello de la blusa y le dio varias bofetadas más. De no ser porque los guardias corrieron a intervenir al notar lo grave de la situación, probablemente Salvadora habría perdido la vida ese mismo día. Aunque Leocadia fue contenida a la fuerza por dos guardias, no dejó de gritarle insultos a Salvadora, llena de rabia. —¡Maldita! ¡¿Por qué no fuiste tú la que tuvo el accidente?! —¡¿Por qué no fuiste tú la que quedó en estado vegetal?! ... Al escuchar esas palabras tan crueles, Salvadora solo pudo sentir una amarga ironía. Cuando Zacarías la amaba con locura, Leocadia la trataba casi como si fuera su propia