Capítulo 298
A las seis de la mañana del día siguiente, su auto pasó junto a ella.
Lorena había estado de pie toda la noche, y a esas alturas ya no se sentía bien, pero al verlo, sus ojos aún se iluminaron.
—Jefe Pedro...
El auto no se detuvo frente a ella, simplemente siguió su camino.
Ella no tuvo más remedio que quedarse quieta y continuar esperando de pie.
Permaneció allí hasta la tarde. En Costadorada ya había comenzado el invierno, y desde la noche anterior, la temperatura había caído bruscamente. Tenía los pies helados por el frío.
Ahora empezaba a nevar de nuevo. Se sonó la nariz. Mientras Pedro no se calmara, no se atrevía a irse.
No sabía cómo, pero Yago se enteró de que ella estaba parada afuera de Jardines de la Paz, y pronto llegó en coche. Al verla, su tono fue bastante desagradable.
—¡Lorena! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás parada en la puerta de la casa del tío Pedro?
Desde que Yago había visto a Cipriano por última vez, volvió a pensar que Lorena estaba enamorada de él. Pero co

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