Capítulo 376
Ella lo abrazó en silencio. Él solo sentía dolor, un dolor intenso en la parte posterior de la cabeza, tanto que le daban ganas de vomitar. Era una manifestación clara de ansiedad.
—Ignacio, no importa qué medicina me des, estoy dispuesta a tomarla. No le des más vueltas a lo demás, ahora descansa bien. Estos días vendré a cuidarte, tienes que dormir al menos tres días seguidos.
Colocó ambas manos sobre sus hombros y respiró hondo. —Todavía tengo que discutir algunos detalles con los socios. Vendré a verte al mediodía, después ya no me iré; me quedaré contigo hasta mañana. Te traeré algo de comer, ¿de acuerdo?
Su tono era tan suave que parecía estar tranquilizándolo.
La rodeó por la cintura con los brazos. —¿No puedes quedarte y no irte a ningún lado?
Cuando lo dijo, su voz era muy baja. Lorena todavía podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo.
Ella cerró los ojos y volvió a recostarse en el sofá. —Pospongo la reunión hasta el mediodía, me quedo contigo hasta entonces; después con

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