Capítulo 726
Pedro solo sintió una molestia en la garganta, como si estuviera a punto de escupir sangre.
En ese momento sonó su teléfono, era una llamada de Lorena.
Su mano se quedó inmóvil: por el tono sabía que era ella.
Su pecho se contrajo levemente. Se llevó el teléfono al oído y sintió que esa era la voz más hermosa del mundo.
Lorena temía que Pedro hubiera recibido alguna noticia errónea. Su salud ya era frágil, y si en un momento de angustia hacía algo impulsivo, sería un problema grave.
—Estoy al pie de la montaña. ¿Tú recibiste alguna noticia?
Él respondió con un sonido breve y subió al helicóptero: —Espérame.
Lorena respiró aliviada y se quedó de pie en silencio junto al auto.
El viento nocturno era algo frío y hacía ondear su cabello.
Claudia ya le había arrancado el abrigo, y ella llevaba solo una blusa delgada. De pie en el viento, su figura lucía frágil.
Emilio era un tonto, por supuesto que no pensó en quitarse su chaqueta para ofrecérsela.
Estaba sentado en el capó del auto, acaric

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