Capítulo 884
A medianoche, volvió a escuchar aquel llanto asfixiante, acompañado de murmullos.
—Lo siento, en realidad no debí haber revisado esas cosas. En cuanto despiertes, me haré la tonta, no mencionaré nada.
—Pedro, en realidad me equivoqué, por favor no mueras, no sé qué hacer si mueres.
—Esto me duele mucho...
—En cuanto despiertes, no me importará nada.
Él, con cierta lentitud abrió los ojos, sintiendo algo que se deslizaba por su cuello, gota a gota, caliente.
Miró al techo blanco, el llanto resonaba a su lado, luego el calor se extendió desde su cuello hasta su barbilla, y siguió con suavidad hasta sus oídos.
Cerró los ojos sin decir ni una sola palabra.
Lorena no se dio cuenta de que él había abierto los ojos. Seguía besando desesperada su barbilla y mejillas, como si intentara recuperar algo.
Hasta la madrugada del día siguiente, ella lloraba tanto que le dolían los ojos y apenas podía ver, cuando un sonido resonó en sus oídos.
—Deja de llorar.
Su voz sonaba cada vez más preocupante qu

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