Capítulo 885
Lorena apresurada cogió una taza que tenía a su lado y la llenó con agua tibia.
Después de ayudarlo a incorporarse, le acercó la taza a los labios.
Él dio un sorbo y luego le preguntó: —¿Vienes a pedirme el divorcio?
Lorena quedó congelada por unos segundos, con un dolor insoportable en su pecho, y se dio cuenta de que aún él recordaba ese tema.
—Ya no hablaré del divorcio, el otro día fue mi culpa, no lo mencionaré más, te lo aseguro. De verdad, no me importa si tienes algo oculto, ya no quiero discutir sobre eso, ¿podemos estar bien juntos?
Pedro no dijo nada al respecto.
Lorena pensó que tal vez no confiaba en ella y con enseguida añadió: —Querido, ¿tienes hambre? ¿Qué te gustaría comer? Yo puedo cocinar esta noche. Le pregunté a César y hay una cocina aquí, ¿te gustaría que te prepare pasta?
Él no respondió.
Lorena lo miró varias veces y continuó: —Querido, ¿dónde te duele? Puedo llamar al doctor para que te revise de nuevo.
Le acarició con dulzura la cara, mirándolo de un lado a o

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