Capítulo 13
Raquel sintió un zumbido en sus oídos, ¿él realmente había dicho que le ayudaría a encontrar un hombre, o incluso dos?
Él ya había tomado su decisión.
No dudó en elegir a Ana.
Era como si una cuchilla afilada se hubiera clavado profundamente en el corazón de Raquel, y esa cuchilla no dejaba de girar, desgarrando su carne hasta dejarla irreconocible.
Raquel, con los labios temblorosos, luchó por recuperar su voz: —Alberto, yo todavía soy... Tu esposa...
Alberto se había cambiado a una camisa negra limpia y un pantalón negro, dejando atrás el caos emocional de hace momentos, y ahora había vuelto a su habitual apariencia distante y refinada. Sacó algo y se lo entregó a Raquel: —Esto es para compensarte.
Raquel bajó la mirada, era un cheque de diez millones de dólares.
La voz magnética y fría de Alberto resonó sobre su cabeza: —Raquel, esto es lo que te doy por el divorcio, deberíamos divorciarnos.
Alberto dejó el cheque sobre el lavamanos y luego se dio la vuelta para marcharse con grande

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