Capítulo 484
Luisa colgó el teléfono, y Andrés dijo: —Tu amiga no tiene que pagar los gastos en el hotel, yo ya he cubierto todo para ellas.
—Eso no está bien —respondió Luisa—. Cada cosa a su tiempo. Ellas salieron para acompañarme, es justo que yo les agradezca y las recompense bien.
Andrés curvó ligeramente los labios. —De acuerdo.
Al poco tiempo, Fernanda volvió a llamar para preguntar cómo estaba Luisa, y si ya se sentía mejor.
Luisa le respondió que ya se sentía mucho mejor, que no había problema.
Solo entonces Fernanda se tranquilizó.
Aquella tarde, Luisa estuvo todo el tiempo con Andrés.
En la villa de Andrés había un cine privado, con techo estrellado; tenía sillones de masaje, sofás y hasta una cama, todo lo necesario.
Luisa y Andrés eligieron ver una película romántica clásica; se sentaron en los sillones de masaje, y sobre el carrito móvil a un lado, estaban dispuestos pasteles, bocadillos y bebidas.
Luisa disfrutaba el masaje, veía la película y soltó un suspiro de placer. —¡Qué a gust

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