Capítulo 14

El tiempo se deslizó silenciosamente, como arena, durante dos meses. Regina seguía atrapada en la silla de ruedas, como una fiera enjaulada. Movilizó todos los recursos a su alcance, buscando la pista de Santos por todo el mundo. Justo cuando la culpa y la impotencia amenazaban con devorarla por completo, una noticia cayó en su corazón como una piedra en un lago muerto, levantando enormes ondas. En una de las clínicas privadas más prestigiosas de Zúrich, Suiza, un misterioso genio médico había desarrollado e implementado con éxito un novedoso procedimiento quirúrgico para la esclerosis lateral amiotrófica; varios pacientes, ya desahuciados, lograron sanar y volver a caminar. En ese instante, una corazonada intensa, casi demencial, apretó el corazón de Regina. ¡Era él! ¡Tenía que ser él! ¡Solo él podía lograr algo así! Regina llamó apresurada a su asistente: —Organiza de inmediato un viaje a Suiza, ¡a esa clínica! ¡Ahora! Zúrich, en la clínica privada de Cecilia. Regina, en silla de rue