Capítulo 11

—Sofía ha muerto… —murmuró hacia la habitación—. De verdad ha muerto… Al segundo siguiente, levantó la cabeza de golpe, con la mirada perdida, y se volvió hacia la silla en la que había realizado "tratamientos" incontables veces. En su cara apareció una sonrisa retorcida, casi tierna. Adrián ató a Valeria a la silla de tratamiento. —Sofía, es hora de tomar la medicina. —Trituró las tabletas blancas y las disolvió con cuidado en agua tibia—. Esta vez te curaré, de verdad. Valeria abrió los ojos de par en par, llena de terror; su boca estaba sellada con cinta adhesiva y solo podía emitir sonidos ahogados. —No tengas miedo. No es amarga. —Adrián le acarició el cabello con una suavidad tan tierna que resultaba espeluznante—. Antes siempre tomabas la medicina como una niña buena, ¿verdad? Adrián le apretó la nariz y, cuando Valeria tuvo que abrir la boca para respirar, le vertió el agua medicada a la fuerza. Valeria se atragantó y comenzó a toser violentamente; el líquido le resbaló por la