Capítulo 85

María arrugó suavemente la frente al escuchar eso. Ella alzó la mirada y dijo con calma: —Te equivocas, María nunca fingió estar muerta, simplemente no quería seguir viviendo en tu mundo. —¿Heh, no quería? Alejandro sostuvo su mirada en ella y, al pensar en aquellas tablillas de madera llenas de su nombre en el Monasterio de San Eladio, soltó una risa baja. —¿Entonces quién escribió esas tres mil tablillas por mí? ¿Has aprendido nuevas tácticas y ahora juegas al gato y al ratón? La mirada de María se ensombreció. Cuando durante más de diez años su corazón había estado lleno de él, él la ignoró y la rechazó. Ahora que ella ya no lo quería, él creía que solo intentaba provocarlo para recuperarlo. Ella extendió la mano, jugueteó con su corbata y, con un tono ligero pero cargado de seducción, preguntó: —Señor Alejandro, ¿esto que estás haciendo qué significa? ¿Quieres tratarme como a tu exesposa y revivir el romance del pasado? ¿Romance del pasado? Alejandro entrecerró los ojos y observó a