Capítulo 87

"Volví a comprar los bocadillos que me habías invitado". Darius tipeó ese mensaje en su teléfono. Lo releyó una vez y luego pulsó el ícono de enviar. Segundos después, recibió una respuesta: "Te los compartí; no era necesario que me los repusieras". Luego de leerlo, asintió y escribió: "¿Eso significa que me los puedo comer? ¿Seguro que no los quieres?". "Si tocas uno de mis Mochi, me aseguraré de que nunca vuelvas a conseguir un empleo en Seattle". Al leer su respuesta, Darius resopló. ¿Realmente estaba exagerando tanto por una tontería como esa? Sin tomarse la molestia de responder, el moreno dejó el teléfono y volvió a ocuparse de sus asuntos. Alborotó su pequeña toalla de mano alrededor de su cabello en un intento de sacar el agua y después de un rato, la arrojó y exhaló. Una ducha refrescante al finalizar su ejercicio nocturno era siempre la mejor opción. Solo eso parecía tranquilizar su alma y su corazón.  Dirigiéndose a la nevera, se fijó en la bolsa de nylon blanca que había en