Capítulo 356 Todavía me tienes
Silvia es alta y esbelta, pero no tiene un cuerpo escuálido, sino que posee curvas, y aún vistiendo un pijama ordinario sin forma, se pueden percibir sus contornos.
Ángel recuerda fácilmente que siempre le gustó, y durante el sexo solía susurrarle al oído que ella estaba hecha para él, que cada parte de su cuerpo era perfecta.
Luego la veía enrojecer, encogerse y llamarlo bastardo... Ella realmente no sabe insultar.
Su nuez de Adán se desliza imperceptiblemente, su voz se torna un poco grave: —¿Me estabas llamando? ¿Necesitas algo?
Silvia, sin darse cuenta de cómo está ahora, sigue de pie ahí, en el pasillo que conecta el dormitorio con la sala de estar, junto a una luz de pared, su rostro pálido.
—Isabel me llamó, dijo que hay fotos de Inés en internet... ¿Lo has manejado?
Ángel asintió: —Hmm.
El tumultuoso corazón de Silvia se serena nuevamente, y le dice por tercera vez esta noche: —Gracias...
Ángel afloja el botón superior de su camisa y se acerca a ella: —¿Ahora, vendrías a mí en

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