Capítulo 41
Felipe aflojó un poco la fuerza con la que sostenía el volante, y la atmósfera opresiva a su alrededor empezó a disiparse.
Amelia levantó ligeramente las cejas, observando cómo esa persona tan dominante finalmente calmaba su ira.
Felipe apoyó la cabeza en el respaldo del asiento y dijo con voz serena: —Somos esposos, no necesitas preocuparte por lo que ellos digan.
Su expresión se relajó un poco más que antes mientras hablaba.
Como esposo de Amelia, protegerla era lo mínimo que debía hacer.
—Además, tu padre es obstinado, si fuera posible resolverlo, no se habría prolongado hasta ahora —Felipe volvió a mirarla.
Amelia sacudió la cabeza en desacuerdo y dijo: —No es lo mismo.
Felipe frunció el ceño, pero Amelia soltó una risa burlona: —Antes me importaba, no quería que se disgustaran, pero ahora, no quiero hacerme sentir mal a mí misma, no quiero soportar todo eso. Después de cambiar mi mentalidad, ya no seré tan indecisa como antes.
Sus ojos se entrecerraron levemente, y un destello frí

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