Capítulo 36 ¡Todavía no has muerto!

—¿Qué cosa? —Eso no lo sé, no parece un objeto punzante, no debería haberla lastimado, así que no pregunté más. Rosa se apresuró hacia el médico. —Doctor, ¿cómo está mi madre? —Por el momento no es nada grave. Probablemente se asustó y eso desencadenó un ataque cardíaco. ¿Acaso le dijeron algo hoy que pudiera alterarla? —El médico arrugó la frente, con un tono ligeramente recriminatorio—. Ya les había advertido que los pacientes son emocionalmente inestables. ¡No la estimulen! ¡Cualquier cosa podría ponerla en peligro! —Hoy ni siquiera le hablé. —Rosa hizo una pausa y de inmediato se acercó a la cama, extendiendo la mano para abrir el puño de su madre. Efectivamente, en la palma de su madre había un papel. Rosa lo abrió y vio que estaba escrito con una letra desconocida, bastante descuidada. [¡Después de tantos años, todavía no has muerto! ¿Cuánto más piensas usurpar lo que no es tuyo?] Su corazón se hundió. Sosteniendo el papel, llamó a la enfermera: —¿Viste quién le dio este papel? —