Capítulo 885

Vicente escuchó esa frase y su expresión cambió de inmediato. Se apresuró a tomar el informe y, al ver el resultado, estuvo a punto de perder el equilibrio. Vicente alzó la vista y miró fijamente a María, quien yacía en la cama del hospital. Tardó un buen rato en calmarse, luego guardó aquel papel. Miró al médico y le dijo: —Que nadie se entere de esto, especialmente mi hermano. —No se preocupe, guardaré el secreto. Mientras usted no mencione este asunto, yo tampoco lo haré. El asistente de Vicente intervino: —Señor, ¿no va a hacer nada? —Al menos hay que esperar a que el padre de María esté en prisión. Cuando el asunto de la familia Mendoza se resuelva, ya hablaremos. Vicente sabía las intenciones de Alicia. Si no podía ayudarla, al menos no quería ser un estorbo. Tampoco quería que Jorge se enterara de esto, para evitar algún contratiempo. Ahora realmente tenía miedo. Siempre decían que corregirían sus errores, pero cada vez que se enfrentaban a Alicia, caían en los mismos fallos de