Capítulo 413

Ella, enfadada, le mordió con fuerza la punta de la lengua y, al oírle soltar un "¡ah! " de dolor, él se retiró enseguida. En ese instante, las luces del salón se encendieron; la oscuridad no había durado ni diez segundos. Pilar preguntó a la criada que estaba a su lado: —¿Qué ha pasado? —Señora Pilar, solo ha habido un fallo en la instalación eléctrica. Pilar alzó la vista y vio a Alejandro apoyado en una mano, tapándose la boca con gesto despreocupado. —Ale, ¿de qué te ríes? Por muy tranquila que estuviera Andrea, al oír que Pilar le preguntaba eso, su corazón se tensó igualmente. Alejandro arqueó las cejas, y habló sin apartar la mano de su boca. —De nada, solo que acabo de darle un gajo de mandarina a mi hermana. La mirada de Pilar se posó entonces en Andrea. Andrea sabía que Alejandro era de esos a los que les gustaba provocar conflictos, pues en la familia Gutiérrez siempre lo habían tenido entre algodones y que incluso ella misma siempre lo había consentido; lo que él quería, lo