Capítulo 68

Emilio organizó una cena para celebrar a Federico e invitó a varios amigos. Cuando Federico llegó, ellos ya estaban bebiendo. Los demás, al verlo llegar solo, le preguntaron: —¿Y tu esposa? Los ojos de Federico se oscurecieron, con un destello de impaciencia en la mirada. —No vino. Emilio se apresuró a acercarse para recibir a Federico y, sonriendo, le respondió al que había hecho la pregunta: —Aclara bien, ¿a cuál te refieres? Todos estallaron en carcajadas. Emilio continuó diciendo. —Josefina nunca nos ha soportado. En cenas como esta, seguro no vendría. Y si viniera, quizás hasta nos pondría mala cara, haciendo que todos nos sintiéramos incómodos. Pero si fuera Andrea, entonces todos estaríamos felices. Federico lo miró, con una chispa de cólera en los ojos. —Cállate. Emilio se dio unas palmaditas simbólicas en los labios. —Hablé de más, luego me castigo tomando tres tragos. —Pero tampoco dije nada malo. Es que el carácter de Josefina es realmente difícil. Solo tú, Federico, podrías