Capítulo 121
Ese fuego era como una llama del infierno.
Si caía al suelo, prendería al instante toda la gasolina del lugar, y Viviana sería envuelta por las voraces llamas en cuestión de segundos.
Viviana, asustada, miraba el fuego con profunda preocupación, tanto que su respiración se volvió más lenta e inestable.
—¿Tienes miedo? ¿No es así?—Susana notó el terror en los ojos de Viviana y, emocionada, giró la llama del encendedor alrededor de su rostro: —No tengas miedo, solo arderá un poco cuando empiece. Dolerá, claro, y quedarás hecha carbón, algo horrible de ver. Pero lo mejor será... Que Cipriano, cuando te vea así, se va a revolcar del asco. La última imagen tuya que quedará en su mente preciso será la de una cosa fea y repugnante.
—¡Jajajajaja...!
Al imaginarse esa dantesca escena, entró en un estado de éxtasis absoluto, de un placer desquiciado.
Viviana no mostró expresión alguna.
Cualquier reacción en ese momento solo empeoraría aún más la situación.
Susana rio un poco más, luego detuvo de

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