Capítulo 20
Cuando Félix salió del crematorio sostenido por los guardaespaldas, Viviana estaba dentro de un auto.
Al verlo, golpeó el cristal como una posesa. —¡Félix! ¡Félix!
La mirada de Félix se volvió aterradora de inmediato.
Avanzó hacia el auto paso a paso, cada pisada como si la diera sobre el filo de un cuchillo.
En cuanto se abrió la puerta, Viviana se lanzó hacia él. —¡Félix! ¡Escúchame! ¡Déjame explicarte! ¡Lo hice por tu bien! ¡Ella está muerta! ¡Ya está muerta! ¡No puedes seguir así...!
—¿Por qué? —La voz de Félix era tan suave que helaba la sangre.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Viviana. —¡Porque te amo! ¡No soporto verte hablar todos los días con una muerta! ¡No soporto que en tu corazón siempre esté solo ella!
Viviana gritó: —¿Qué tiene ella que yo no? ¡Incluso muerta sigue adueñándose de tu amor!
La mirada de Félix se fue vaciando poco a poco.
Levantó lentamente la mano y la posó con suavidad sobre el pecho de Viviana.
—Aquí —susurró con voz ligera como una pluma—. Late su c

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