Capítulo 42
¡Ya que dejar que ambos cultiven sentimientos no funciona, entonces que vuelvan todos a la casa solariega!
—Hugo, de vuelta a la casa solariega.
—Don Pablo, el Sr. Javier sufrió un accidente de tráfico, ¿no vamos a verlo?
—¿Ver qué ni qué ver? ¡De vuelta!
…
Residencial La Colina.
Ana soltó un suspiro.
Tras tanto ir y venir, había regresado de nuevo.
Todo parecía volver al punto de partida.
Tal como le había prometido a Pablo en un principio, aún debía cuidar de Javier.
Ana, un poco ausente, se dispuso a llevar el equipaje a la habitación en la que había vivido antes.
Javier le dijo con frialdad: —Esa habitación de invitados ya fue limpiada. Sube las cosas, de ahora en adelante vivirás conmigo.
Haberla traído de vuelta era, en realidad, por su insomnio; ¿cómo iba a permitir que Ana y él durmieran separados?
Ana se quedó de inmediato sin saber qué hacer. —No es necesario que vivamos juntos, puedo cuidar de ti aunque duerma abajo.
Javier se detuvo y miró hacia atrás a Ana.
Se acercó cada

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