Capítulo 19
Durante la hospitalización de Mariana, Jairo no se apartó de su lado.
La noche en que ella regresó a la mansión, lo tomó de la mano entre sollozos.
—Hay algo que te he ocultado durante mucho tiempo...
Ella sollozó: —El día de la gala no fue Verónica quien me empujó. Perdí el equilibrio y la culpé injustamente.
Alzó los ojos llorosos: —Solo quería bromear, nunca imaginé consecuencias tan graves. Lo siento.
Lloraba con tal aparente sinceridad que parecía atormentada por el remordimiento.
Jairo suspiró y le dio una palmadita: —Todo eso quedó atrás. Verónica ha muerto, no tiene sentido hablar de ello.
Sus palabras despertaron en Mariana un regocijo secreto; el favor de salvarle la vida le impedía cuestionarlo.
Pero Jairo cambió de tono: —Has vivido aquí demasiado tiempo. La gente empezará a murmurar. Será mejor que te mudes pronto.
El rostro de Mariana se tensó. ¿Aun así pensaba echarla?
Disimuló, fingiendo docilidad: —Entiendo, iré a empacar.
Volvió a la habitación de invitados y empezó a

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