Capítulo 12
Los dedos de Nicolás se detuvieron.
Durante estos tres años, a veces llegaban hasta él noticias sobre Mariana.
Había ingresado a una prestigiosa academia de diseño en el extranjero. Sus obras empezaban a exhibirse en galerías selectas. Regresó al país en silencio y fundó su propio estudio.
Cada noticia era como una aguja clavándose en su pecho, provocándole una mezcla de irritación y vacío.
Sin querer, comparaba la calma y la independencia de Mariana con la dependencia ruidosa de Antonella.
Aquella mujer que él había dado por sentada y luego despreciado, ahora parecía brillar con una luz que él no conocía.
Y esa luz hacía que su vida actual se viera cada vez más caótica y miserable.
Una semana después se celebró la cena benéfica más importante del país.
Nicolás asistió acompañado de Antonella.
Antonella, decidida a destacar, eligió un vestido recargado de brillantes. El maquillaje, impecable pero vulgar, reflejaba una ostentación que atrajo miradas.
Nicolás la miró y solo sintió cansan

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