Capítulo 13
Aquella frase bastó para abrir un abismo entre los dos.
Con elegancia, Mariana les sonrió brevemente: —Disculpen un momento.
Ellos asintieron, aunque en sus miradas hacia Nicolás se filtraban matices de juicio y una leve burla.
Su actitud fría e indiferente irritó a Nicolás. Iba a decir algo, pero una ráfaga del aire acondicionado la hizo frotarse los brazos para entrar en calor.
El joven director de la empresa tecnológica, atento al gesto, se quitó con naturalidad el saco y lo colocó sobre los hombros de Mariana: —Tenga cuidado, podría resfriarse.
Mariana se sorprendió apenas un instante, luego sonrió con delicadeza: —Gracias.
Esa escena, tan natural y cercana, fue como una cuchillada directa al corazón de Nicolás.
Una mezcla de rabia y celos le nubló la mente; apretó los puños con tanta fuerza que las venas se le marcaron. Estuvo a punto de perder el control.
Después de aquella noche, Nicolás no logró recuperar la calma.
El rostro sereno de Mariana, sus ojos que ya no se detenían en

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