Capítulo 1276
Nada más terminar de hablar, Lorena se levantó.
El hombre que iba al frente entonces la notó, entrecerró los ojos y dijo: —¿Quién eres?
Pero Lorena no perdió el tiempo con esa gente y pasó directamente a la acción.
En menos de diez minutos, más de una decena de hombres yacían en el suelo gimiendo; su ropa no se había desarreglado en absoluto. Ella pateó al hombre más cercano y dijo: —Soy pariente lejano de ellos.
El hombre yacía en el suelo gimiendo, con la mirada llena de ferocidad. —¿Sabes quiénes somos? ¡Cómo te atreves a tratarnos así! Si tienes agallas, quédate aquí y no te muevas; ¡voy a ir a llamar gente!
Lorena temía precisamente que él fuera a llamar a alguien; ese hombre sin duda traería a Mauricio y entonces, en medio del enfrentamiento, podrían matar a Mauricio. ¿Acaso la familia López se atrevería a montar un escándalo por esto? Al fin y al cabo, fue Mauricio quien primero vino a apropiarse de la casa ajena.
El hombre se incorporó rápidamente del suelo y se marchó de allí

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