Capítulo 231
Al intuir más o menos lo que ella quería decir, aflojó un poco la fuerza de sus manos mientras la limpiaba con delicadeza. —Me gusta estar así contigo. —comentó Ignacio.
Lorena ya no tenía ni una pizca de fuerza, y al sentir sus besos subir desde el empeine hacia arriba, se asustó y se echó un poco hacia atrás.
—Está sucio.
¿Quién besaba después de terminar?
Pero él ya se había inclinado sobre ella.
Lorena desvió la cabeza; incluso podía oír los sonidos.
En ese momento, sonó el teléfono. Ella no quería contestar, ni tenía fuerzas para hacerlo.
Intentó apartarlo con una patada, pero él era demasiado dominante.
El timbre seguía sonando, y no supo ni cómo presionó el botón de contestar. Desde el otro lado llegó la voz de Yago.
—¿Lorena, dónde estás? Estoy fuera de tu casa, he tocado el timbre mucho rato y nadie abre la puerta. Sobre el accidente...
Lorena no escuchó nada de lo que decía. Había contestado sin querer. Quiso colgar, pero sus dedos estaban débiles y no respondían.
Estiró los

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