Capítulo 825
Emilio miró al tonto que tenía delante y negó con la cabeza. —Será mejor que vuelvas a casa. Tu familia quiere que adquieras algo de experiencia, no que te maten de verdad. Seguro que han enviado a alguien para protegerte en secreto. Pero si entras ahí, esta vez no saldrás con vida.
—Emilio, tú me protegerás, ¿verdad?
David le sujetó del brazo, lleno de admiración. —Emilio…
Él apartó bruscamente su brazo.
Cuando Lorena le pedía algo con esa misma insistencia, a él le producía cierta satisfacción; pero que lo hiciera David le resultaba tan repulsivo que un escalofrío le recorrió todo el cuerpo.
Le dio una patada en el trasero.
—¡Fuera! Y como te metas en un lío, que sepas que no pienso salvarte.
David, incrédulo, se frotó el trasero. —¿Entonces por qué aceptas llevarla a ella?
—Porque ella es más fuerte que tú.
David se quedó callado, todavía frotándose, sin atreverse a replicar.
Ya había visto a Lorena en la selva: estaba tan loca que ni siquiera se atrevía a provocarla.
En ese momento

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