Capítulo 910
La carita de Camila se puso roja de inmediato, y levantó con rabia la mano para golpear el apuesto rostro de Samuel.
Pero Samuel sujetó su delicada muñeca, impidiéndole golpearlo. —Señorita Camila, si me das una bofetada, haremos el amor una vez. ¿Eres capaz de hacerlo?
Camila, asustada, intentó temerosa retirar su mano. —¡Samuel, no me trates así!
Samuel la atrajo con pasión hacia su pecho, sostuvo su carita entre sus manos y, bajando la cabeza, la besó con pasión.
El aroma masculino, limpio y refrescante de su cuerpo la envolvió por completo. Camila sintió que él abría sus dientes con la punta de la lengua; su lengua dominante invadió, atrapando la de ella, enredándola en una sola, impidiéndole rechazarlo.
Camila no pudo resistirse en lo absoluto; su respiración se llenó de su embriagador aroma.
Quiso luchar con todas sus fuerzas. —¡Samuel, no!
Pero su voz no tuvo el menor poder, al contrario, sonó delicada, incluso con un matiz de coquetería.
Samuel sonrió con los labios finos levan

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