Webfic
Abra la aplicación Webfix para leer más contenido increíbles

Capítulo 6

—¡Ramón! ¡No llames a la policía! ¡No! Al ver que el dedo de Lucía estaba a punto de presionar la tecla de reproducción, Sofía de pronto le sujetó el brazo a Ramón, y su voz aguda cubrió por completo lo que Lucía estaba diciendo. La última frase, Ramón no la escuchó. Sofía contuvo la rabia a la fuerza y sonrió con una torpeza especialmente incómoda. —Fui yo quien se cayó sin querer… no tiene nada que ver con ella, no la culpes… Ramón guardó silencio unos segundos y asintió. —Hago lo que tú digas. —Nuestra Sofía es la más bondadosa. Después de levantar a Sofía, Ramón miró a Lucía. —Hace un momento… ¿De quién decías que no amaba a quién? Al ver aquella expresión tan entregada, a Lucía se le formaron las palabras en la boca, pero ya no quiso decirlas. De pronto, sintió mucha curiosidad por ver qué expresión mostraría Ramón cuando supiera la verdad: que él no era más que una herramienta que Sofía usaba para superarla. ¿Por qué solo Ramón podía engañarla? El sabor de ser traicionado por la persona amada también debía probarlo él. —Nada. Sacudió la cabeza y quiso marcharse. Los labios de Ramón se tensaron. —¡Espera! Aunque Sofía no quiera reclamarte, ¿no deberías disculparte? Tomó las llaves del estudio sobre la mesa, y levantó una ceja. —De lo contrario… no me culpes si vendo tu estudio. Ramón siempre podía someter a Lucía. Antes, lo hacía con los sentimientos. Ahora, con el negocio al que ella había dedicado siete años de esfuerzo. Lucía ya no tenía ninguna expectativa puesta en él. Alzó los párpados con indolencia, sin molestarse siquiera en mostrar la más mínima emoción. —Te lo regalo. —De nada. Dicho esto, se dio media vuelta con los tacones y se marchó. Justo cuando Lucía estaba a punto de entrar en el ascensor, Ramón le sujetó la muñeca con fuerza. A ella se le agotó toda la paciencia. Soltó un sonoro tsk, y en sus hermosos ojos y cejas se dibujó una irritación absoluta, acompañada de una agresividad ligeramente afilada. —¿Algo más? Ramón quedó mudo. No sabía por qué la había seguido ni sabía qué debía decir. Solo sintió que Lucía ya no era la misma de antes. Como si una mascota dócil de repente mostrara los colmillos, como si una rosa seductora de repente sacara espinas. Esa sensación lo dejaba sin capacidad de reacción. En sus profundos ojos negros apareció por primera vez un atisbo de desconcierto, pero rápidamente ocultó aquella emoción. —Nada. —Pasado mañana es mi cumpleaños; te enviaré la dirección más tarde. Lucía curvó los labios y forzó los dedos para soltar su mano. En el vaivén de su mirada, solo dejó caer con frialdad. —¡No voy! Antes agachaba la cabeza porque le gustaba. Ahora ya no le gustaba, y Lucía no volvería a ocultar los colmillos; iba a desplegarse con arrogancia y sin freno. Después de hablar, arqueó una ceja, esperando la reacción de Ramón. Estaba preparada: fuera espada, lanza o hacha, podría soportarlo. No esperaba que la mirada de Ramón se oscureciera, y que aquel rostro hermoso, siempre tan sereno y helado, mostrara de pronto un leve atisbo de ternura. —Pero… quiero verte. Extendió la mano y le retiró a Lucía un mechón de cabello detrás de la oreja. En un instante, su mente quedó en blanco. Aquella dureza reprimida en el pecho se desmoronó, dejándola vacía hasta el desasosiego. Lucía se apresuró a meterse en el ascensor; sus uñas ya estaban clavadas en la correa del bolso, temblando sin control. … Lucía aun así fue. Quiso, antes de marcharse, darle un cierre a aquel amor ardiente que no había tenido final. La dirección que Ramón le envió no era un restaurante ni un reservado de hotel, sino un enorme teatro de escape en vivo, totalmente desconocido. Parada frente a la puerta, Lucía respiró hondo tres veces y se preparó mentalmente para abrirla. Con un ¡pum!, incontables serpentinas estallaron a su alrededor. Un grupo de amigos tenía a Ramón y a Sofía en el centro, riendo a carcajadas. —¡Ella sí vino! ¡Los que apostaron mal, transfieran el dinero! —Miren, incluso se peinó y se maquilló. ¡Jajajaja! ¿No creerá que iba a ser un mundo de dos con el señor Ramón? ¡Me muero de risa!

© Webfic, todos los derechos reservados

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.