Capítulo 10
Alicia subió al coche. La pantalla del móvil se encendió y apagó varias veces, pero nunca llegó una respuesta de Bruno.
La última línea seguía ahí, la que ella había enviado: [He llegado. Este es tu regalo.]
Pero Bruno no respondió.
Era extraño.
Antes, aunque solo le enviara un punto, Bruno respondía al instante con mensajes largos y un emoji adorable.
Ahora, ni siquiera se molestaba en fingir.
Gabriel la observó por el retrovisor, vacilando:
—Presidenta Alicia, ¿vamos primero a ver al señor Ignacio, o al señor Bruno?
Alicia arqueó una ceja, pero Gabriel intervino: —¿Por qué no vamos primero a casa a ver al señor Bruno?
Dijo, probando suerte: —Seguro que te echa mucho de menos después de tu viaje.
La mirada fría de Alicia lo hizo dudar: —¿Desde cuándo te has vuelto tan atrevido?
Gabriel se atrevió, tragando saliva: —Sé que te gusta el señor Ignacio, pero el señor Bruno es tu esposo. Te ha perseguido durante seis años. ¿De verdad no has notado lo que ha hecho por ti?
Alicia se detuvo, l

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