Capítulo 21
Al otro lado del teléfono, el llanto de Ignacio se cortó de golpe.
Su voz, temblorosa e incrédula, se volvió aguda: —¿Qué quieres decir?
Alicia cerró los ojos, agotada: —La culpa fue mía por consentirte demasiado.
—Ya que te has casado, intenta vivir lo mejor que puedas.
Hizo una pausa: —Si no puedes soportarlo, díselo a nuestros padres.
—Ahora mismo no tengo fuerzas para ocuparme de estas cosas.
Soltó una amarga sonrisa: —Además, si yo interviniera por ti, Bruno nunca me lo perdonaría.
La respiración de Ignacio se volvió jadeante, y pronto estalló en gritos: —¿De verdad te has enamorado de Bruno?
Alicia guardó silencio unos segundos, y respondió en voz baja: —Sí.
La respuesta fue como un cuchillo que acabó con la poca cordura que le quedaba a Ignacio.
Su voz casi le rompía los tímpanos: —¡Imposible! ¡El que te gusta soy yo! ¿Cómo puedes quererlo a él?
—¡Me mientes! ¡Seguro que me estás mintiendo!
Comenzó a soltar reproches caóticos, recordando los detalles de la infancia, todas las ve

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