Capítulo 22
En la cafetería, Rosa removía su café.
La primera frase de Alicia hizo que sus movimientos se detuvieran de golpe...
—Devuélveme a Bruno.
—Puedo darte lo que sea a cambio.
Rosa arqueó una ceja: —¿Cualquier cosa?
Alicia, con voz ronca: —Sí. Acciones del Grupo Pérez, terrenos, mis activos en el extranjero...
Cerró los ojos un instante: —Incluso puedo traer de vuelta a Ignacio y hacer que le pida perdón a Bruno en persona.
Rosa de repente se echó a reír.
Dejó la taza sobre la mesa, y en su mirada brilló un destello de burla: —¿Todavía no lo entiendes?
—Bruno no es una mercancía.
—Es una persona, de carne y hueso, que siente, que sufre, que llora.
—Tú tuviste todo su amor sincero, pero fuiste tú misma quien lo destrozó.
Rosa se puso de pie, mirándola de frente: —Ahora es mi turno de quererlo.
—Y tú...
Sonrió, fría: —Tú solo podrás pasar el resto de tu vida abrazando tu culpa.
Alicia permaneció sentada, mirando la espalda de Rosa mientras se alejaba, y de pronto recordó aquel tiempo, hace a

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