Capítulo 23
Sofía se quedó paralizada: —¿...Qué?
—Ya que estás casada, vive tu vida como corresponde. — Su tono era tranquilo, y luego alzó la vista hacia el anciano frente a él, —No te atrevas a golpearla, o sabes cuáles serán las consecuencias.
El anciano asintió repetidamente y se acercó para tomar la muñeca de Sofía, —Querida, volvamos a casa, te trataré bien.
Aunque no la golpeara, no le faltaban métodos para atormentarla.
Y además, era tan feo, tan viejo.
Mientras que ella era joven y hermosa.
Ella luchó como una loca: —¡Felipe! ¿Cómo puedes hacerme esto?
—¡Dijiste que me protegerías para siempre! ¡Dijiste que yo era la persona más importante para ti!
—Hermano... Me equivoqué... Hermano...
Sus gritos histéricos y su llanto se fueron desvaneciendo poco a poco, mientras Felipe entraba en el estudio.
En la sala de meditación, él mismo prendió fuego a todo lo relacionado con Sofía.
Fotos, regalos, dibujos que ella había hecho de niña... Las llamas devoraban el pasado, y las cenizas flotaban en e

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