Capítulo 13
El día que Mónica se fue, vagó un buen rato por la estación. Al final compró un boleto al azar y, en ese tren, conoció a Felipe.
Él también era muy amable.
Tan amable que, al verlo por primera vez, ella creyó ver en él la sombra de su abuela.
Cuando tiempo después mencionó eso, Felipe se sintió injustamente tratado y suspiró con dramatismo: —En toda mi vida, es la primera vez que alguien me confunde con su abuela.
Mónica no pudo hacer más que sonreír torpemente; no encontró qué responder.
Aquel encuentro en el tren parecía una obra del destino.
Felipe la vio entre la multitud: hambrienta, con apenas unas monedas encima. Partió su pan y le ofreció una parte.
Más tarde volvieron a coincidir en Monte Celeste.
A Mónica le pareció un lugar parecido al sitio donde había vivido con su abuela. Pensó que, si no podía encontrar su hogar de origen, asentarse en un lugar similar también sería bueno.
Las personas allí no eran ricas, pero sí sinceras, y la acogieron con los brazos abiertos a pesar d

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