Capítulo 19

Mónica solo quería vivir su vida en paz, pero alguien simplemente no estaba dispuesto a permitirlo. Cuando volvió en sí, descubrió que había llegado a un lugar completamente desconocido. —¿Felipe? Mónica llamó ese nombre de manera instintiva, pero pasó un largo rato sin obtener respuesta. Una mala premonición se apoderó de ella. Se frotó la cabeza, aún aturdida, y miró alrededor. La decoración era tan lujosa y recargada que parecía querer reunir todas las riquezas del mundo en una sola habitación. Al ver el aspecto del lugar, frunció el ceño. Un nombre apareció de inmediato en su mente. El siguiente segundo, la puerta se abrió y la persona que entró confirmó por completo su sospecha. —Ramiro, ¿qué es este lugar? ¿Por qué estoy aquí? El aluvión de preguntas lo hizo sentir un repentino nerviosismo. Guardó silencio unos instantes, respiró hondo y se acercó a ella: —No tengo malas intenciones. Sé que antes no te traté bien y que te herí, pero ya entendí mis errores. Si me das otra oportuni